El régimen chino, liderado por Xi Jinping, intensifica el control sobre los cristianos, con especial atención a los niños, en una campaña llamada “sinización” implementada desde 2015. Bajo esta iniciativa, las religiones deben adaptarse a la sociedad socialista china. El objetivo principal son los menores, apuntando a una ideología que les hace seguir al Partido Comunista Chino (PCC).

En este sentido, un pastor que dirige una iglesia en casa en el sureste de China compartió la estrategia que llama “Política Faraónica”, empleada por el gobierno chino para controlar estrictamente a los menores. Así como el faraón dirigió sus esfuerzos a los niños israelitas en Éxodo 1 , las tácticas de Beijing evidencian una determinación de eliminar oportunidades para que los jóvenes aprendan acerca de Dios.

“La situación general en China es desafiante para los cristianos de las iglesias en casas. Hoy en día es más fácil adoctrinar a los cristianos. Se impuso una represión sistémica a la siguiente generación. El objetivo es detener el crecimiento de la próxima generación, para que en el futuro haya menos cristianos”, afirmó el pastor.

Según The Christian Post , desde 2017, a los niños chinos se les ha prohibido asistir a servicios religiosos y participar en actividades religiosas. Antes de eso, durante la era del ex presidente Hu Jintao, a los niños se les permitía asistir a la escuela dominical. Ahora, muchos padres de niños en edad escolar deben firmar un “compromiso de no creer en la religión” ante los maestros de sus hijos.

Por lo tanto, los funcionarios del gobierno vigilan para garantizar que ningún niño entre en los lugares de culto. Se ignoran las protestas de los padres que dicen que no pueden dejar a sus hijos en casa sin supervisión. Para sortear estas restricciones, muchas iglesias celebran en secreto escuelas dominicales en los hogares de sus miembros.

Educación en el hogar

Por lo tanto, la educación en el hogar ha ganado popularidad entre las familias cristianas chinas en los últimos años. Así, muchas familias se reunieron para impartir clases en casa y evitar el adoctrinamiento político del PCC. El número de estudiantes en una escuela de origen generalmente oscila entre 10 y 50, y algunas tienen hasta 100 niños.

Sin embargo, la presencia de estas escuelas en el hogar ha atraído una atención no deseada por parte de las autoridades locales. En ciudades como Hangzhou, Qingdao y Guiyang, muchas de ellas estaban cerradas. En Wenzhou, cinco cristianos fueron arrestados y sometidos a hasta 20 días de detención. Durante más de un año, un director estuvo bajo vigilancia residencial en un “lugar designado”, una forma de detención secreta utilizada para castigar a personas.

Finalmente, para disuadir aún más a los cristianos de establecer escuelas en casa, las autoridades impusieron multas. Ante estas dificultades, muchos padres cristianos no tienen más remedio que enviar a sus hijos a estudiar en el extranjero. Aquellos que no pueden permitirse esta opción continúan estudiando en casa en secreto, creyendo que la educación basada en principios bíblicos es vital para criar a sus hijos.

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